¿Aborto libre?

La semana pasada, la comisión de Igualdad aprobó un informe previo para la elaboración de una nueva ley de interrupción voluntaria del embarazo. Del informe se extrae una brusco cambio de enfoque legislativo con respecto a este tema.

En primer lugar, el aborto deja de ser un delito tipificado en el código penal para ser un derecho exclusivo de la mujer. Es decir, uno de los actos más dramáticos e indeseables para la vida de una mujer, con consecuencias perjudiciales física y psicológicamente, se convierte en un derecho que les pertenece, un derecho análogo a la libertad de expresión o de asociación, aunque con la ejecución de este derecho (al contrario que los anteriores) sea ominoso para las mujeres. Por el contrario, y pese a que el informe ha sido elaborado por la comisión de Igualdad, este derecho no pertenece al progenitor, que queda absolutamente desprotegido jurídica y moralmente en este informe previo.

Con lo cual, en un error que cometen dos personas, sólo una tendrá la capacidad jurídica de decidir, quedando el futuro del padre en manos única y exclusivamente de la libre decisión de la madre. Y, por otra parte, ¿dónde queda el derecho del niño? El tribunal Constitucional dictaminó que desde el momento de la fecundación humana el Estado está obligado a garantizar su vida salvo ciertos supuestos, que quedaron regulados en la ley Orgánica de despenalización del aborto en determinados supuestos. No sabemos muy bien el lugar de estos niños en esta nueva ley y si el Estado velará por su dignidad y protección.

En la futura ley se contemplaría el aborto libre e injustificado entre las 14 y 18 semanas (dato que no está especificado aún). Es decir, una mujer podría ir a su médico a los 4 meses de embrazo y solicitar que interrumpan su embarazo, sin mediar ningún tipo de informe ni aclaración. Una situación peligrosa en la medida en que una mujer o familia prefieran la adquisición de un coche al hecho de tener un hijo (en casos de personas maduras) o que, ante la vaguedad y apertura legal se aminore la precaución en los actos sexuales y el aborto se considere un método anticonceptivo entre los más jóvenes.

No creo que sea la ley más afortunada, ni mucho menos para erradicar el problema. Sí podría serlo apostar por la educación y por la creación de una cultura sexual, donde se ayude a padres y a niños o adolescentes que es lo que deben hacer con respecto a la vida sexual estos últimos. Yo podría aceptar el aborto libre, sí, pero con informes socioeconómicos y psicológicos favorables y con la autorización de madre y padre, además de los respectivos padres de éstos (en el caso de que sus progenitores sean menores de edad). Y en ningún caso podría darse un aborto libre más allá de las primeras 10 semanas de embarazo.

Creo que se debe buscar en la ley el beneficio y la protección para el más indefenso, aquel que ni siquiera ha nacido. Y por supuesto se debe aplicar la ley con firmeza y perseguir a aquellas personas y centros que no la cumplan.

Por: J.R.