Debate (I): Prensa en papel
Debate (II): Presente digital
Debate (III): Televisión y radio
Dice el artículo 20 de la Constitución Española que “Se reconocen y protegen los derechos; (d) A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades”.
Lo dice la Ley. La información es un derecho, pero también habría que recordar que esa información, en acuerdo tácito con la sociedad, será difundida y transmitida por los medios de comunicación a través de los periodistas. Ahora bien, conviene no olvidar que esos profesionales de vez en cuando les apetece comer y desarrollar sus necesidades básicas, por lo que un sueldo no viene nada mal.
Por este motivo, lo primero que debe plantearse cuando se pretende montar o crear un medio de comunicación es cómo pagar a quienes trabajen en él. Por muy romántica que sea la idea del periodismo como cuatro poder y garante de la actividad democrática, se trata de un negocio, y como tal debe generar más ingresos que gastos para cubrir los costes.
Ahora bien, ¿se está adecuando a los tiempos ese modelo de negocio?, ¿el tránsito del papel al mundo digital se está haciendo económicamente bien? A merced de los resultados parece que no.
Dando por hecho que el papel tiene los días contados, solo hay que ver las ediciones cada vez más menguadas de los diarios nacionales, y el cada vez más extendido planteamiento de sacar ediciones solo los fines de semana, parece claro que el gran dilema se centra en cómo generar el mismo volumen de ingresos en el mundo digital.
El primer problema es que esa transición la pagaremos los que actualmente estamos en medio. Es decir, sobra gente. Un anunciante no paga lo mismo por estar en la contraportada de El País, que por un banner en la portada de ‘elpais.com’. Dos más dos son cuatro. Donde antes había dinero para 3 periodistas, ahora solo hay para 2. Ojo, esto incidirá de manera directa en la calidad, pero hasta que no se consiga generar el mismo ingreso que con la publicidad en papel, esta es la guerra que se debe librar.
El segundo problema se genera con la empanada mental que existe ahora mismo. Los anunciantes creen que su publicidad no es efectiva en los formatos digitales. Para ello, generan formas como los CPM, CPC, ROi, etc, etc… ¿Qué provoca esto? Lo que tantas y tantas veces he comentado: la tiranía de los clicks. Que solo valga tener cientos y cientos de visitas, que Google sea un arma que destruye el periodismo, y que interesa más escribir sobre Justin Bieber que del Festival de Teatro Clásico en Mérida, salvo cuando este sea TT en Twitter.
El tercer problema surge con el acceso a la información. Sinceramente, no entiendo por qué debe ser gratuito en Internet. Si en papel nunca ha sido gratis, hasta la llegada de los ‘gratuitos’ cuyo contenido es inferior, por qué los medios digitales dan sus contenidos en abierto. Hablando como usuario, la información la veo como un bien contingente. Puedo vivir sin ella. Por eso mismo, si la quiero, la pago. Lo mismo debería ser Internet. Si quiero leer una noticia sobre las elecciones en EEUU, pues basándome en la Ley de Oferta y Demanda, ‘elmundo.es’ pone un precio, y si yo quiero, la compro. Así hasta que se ajuste la calidad del servicio con mis pretensiones.
Bien es cierto que este tipo de modelo en España puede no haber cuajado todavía, pero es que quizás no se ha hecho de manera correcta, bien planteada y con la intención de que sea un negocio. Más bien han sido amagos para tantear el mercado pero que no han sido efectivos por su nula capacidad para afrontar realmente el problema del pago por contenidos.
Por lo tanto, y para no ir alargando el asunto, que si no se hace eterno, desde mi punto de vista el periodismo estará muerto hasta que no se adecuen los intereses de los anunciantes con los medios de comunicación. Quizás también ha llegado la hora de pensar que los sueldos superiores a 40.000 euros anuales, que los hay en muchos medios, son parte del pasado. Que el periodismo no es una profesión ‘Top’, al menos para ganar dinero, y que hay que ajustar las plantillas y sus ingresos.
No se puede seguir viviendo de los clicks, eso genera una degradación progresiva del periodismo. Aunque es la pescadilla que se muerde la cola. Necesito más dinero, con menos gente y contenido que me dé más tráfico para sacar más dinero con CPM. Imposible, esa ecuación solo hace que se hable de Gran Hermano y las tetas de sus concursantes.
Debate (II): Presente digital
Debate (III): Televisión y radio
Dice el artículo 20 de la Constitución Española que “Se reconocen y protegen los derechos; (d) A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades”.
Lo dice la Ley. La información es un derecho, pero también habría que recordar que esa información, en acuerdo tácito con la sociedad, será difundida y transmitida por los medios de comunicación a través de los periodistas. Ahora bien, conviene no olvidar que esos profesionales de vez en cuando les apetece comer y desarrollar sus necesidades básicas, por lo que un sueldo no viene nada mal.
Por este motivo, lo primero que debe plantearse cuando se pretende montar o crear un medio de comunicación es cómo pagar a quienes trabajen en él. Por muy romántica que sea la idea del periodismo como cuatro poder y garante de la actividad democrática, se trata de un negocio, y como tal debe generar más ingresos que gastos para cubrir los costes.
Ahora bien, ¿se está adecuando a los tiempos ese modelo de negocio?, ¿el tránsito del papel al mundo digital se está haciendo económicamente bien? A merced de los resultados parece que no.
Dando por hecho que el papel tiene los días contados, solo hay que ver las ediciones cada vez más menguadas de los diarios nacionales, y el cada vez más extendido planteamiento de sacar ediciones solo los fines de semana, parece claro que el gran dilema se centra en cómo generar el mismo volumen de ingresos en el mundo digital.
El primer problema es que esa transición la pagaremos los que actualmente estamos en medio. Es decir, sobra gente. Un anunciante no paga lo mismo por estar en la contraportada de El País, que por un banner en la portada de ‘elpais.com’. Dos más dos son cuatro. Donde antes había dinero para 3 periodistas, ahora solo hay para 2. Ojo, esto incidirá de manera directa en la calidad, pero hasta que no se consiga generar el mismo ingreso que con la publicidad en papel, esta es la guerra que se debe librar.
El segundo problema se genera con la empanada mental que existe ahora mismo. Los anunciantes creen que su publicidad no es efectiva en los formatos digitales. Para ello, generan formas como los CPM, CPC, ROi, etc, etc… ¿Qué provoca esto? Lo que tantas y tantas veces he comentado: la tiranía de los clicks. Que solo valga tener cientos y cientos de visitas, que Google sea un arma que destruye el periodismo, y que interesa más escribir sobre Justin Bieber que del Festival de Teatro Clásico en Mérida, salvo cuando este sea TT en Twitter.
El tercer problema surge con el acceso a la información. Sinceramente, no entiendo por qué debe ser gratuito en Internet. Si en papel nunca ha sido gratis, hasta la llegada de los ‘gratuitos’ cuyo contenido es inferior, por qué los medios digitales dan sus contenidos en abierto. Hablando como usuario, la información la veo como un bien contingente. Puedo vivir sin ella. Por eso mismo, si la quiero, la pago. Lo mismo debería ser Internet. Si quiero leer una noticia sobre las elecciones en EEUU, pues basándome en la Ley de Oferta y Demanda, ‘elmundo.es’ pone un precio, y si yo quiero, la compro. Así hasta que se ajuste la calidad del servicio con mis pretensiones.
Bien es cierto que este tipo de modelo en España puede no haber cuajado todavía, pero es que quizás no se ha hecho de manera correcta, bien planteada y con la intención de que sea un negocio. Más bien han sido amagos para tantear el mercado pero que no han sido efectivos por su nula capacidad para afrontar realmente el problema del pago por contenidos.
Por lo tanto, y para no ir alargando el asunto, que si no se hace eterno, desde mi punto de vista el periodismo estará muerto hasta que no se adecuen los intereses de los anunciantes con los medios de comunicación. Quizás también ha llegado la hora de pensar que los sueldos superiores a 40.000 euros anuales, que los hay en muchos medios, son parte del pasado. Que el periodismo no es una profesión ‘Top’, al menos para ganar dinero, y que hay que ajustar las plantillas y sus ingresos.
No se puede seguir viviendo de los clicks, eso genera una degradación progresiva del periodismo. Aunque es la pescadilla que se muerde la cola. Necesito más dinero, con menos gente y contenido que me dé más tráfico para sacar más dinero con CPM. Imposible, esa ecuación solo hace que se hable de Gran Hermano y las tetas de sus concursantes.
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