A sólo tres debates/conferencias de terminar el III Congreso Internacional de nuevo Periodismo, creo que estoy en disposición de manifestar mis primeras conclusiones. Tenía pensado escribir esta entrada ayudándome de mi cuaderno de notas, esa fiel herramienta tecnológica que no me ha fallado ninguno de los tres días. Y es que si por algo hay que empezar por más que duela a la organización es la cuestión de la falta de conexión WiFi durante la primera jornada del Congreso. No se puede anunciar a bombo y platillo una “potente red WiFi” si a las primeras de cambio y por supuestas circunstancias ajenas a la organización está caída todo el día.
No voy a entrar a realizar análisis concienzudos sobre lo que ha pasado durante el Congreso puesto que me bastaría enlazar a quienes lo hacen mejor. Tampoco voy hablar sobre los entresijos sobre ponentes y demás cosas como el WiFi, porque también hay suficiente cantidad de gente que no hace otras payasadas más que fijarse en esas absurdeces en vez de hablar de Periodismo que es lo que se pretendía.
Quien haya leído hasta aquí se preguntara de qué voy hablar entonces. Pues buena pregunta.
Este Congreso pretendía resolver algunas preguntas sobre todo relacionadas con la dirección del nuevo Periodismo, pero nada de eso se ha hecho. En muchos casos sólo ha sido una lucha abierta entre bloggers y periodistas tradicionales, contándose unos a otros lo maravillosos que son, en otros casos, los grandes medios defendían su pluralidad abogando por el Periodismo ciudadano, pero sin que nadie les coma su terreno… así durante tres días.
En claro, muy poco. Pero al menos se generan nuevas interrogantes que pueden servir para abrir nuevas cuestiones que sirvan para dar distintas y mejores soluciones al Periodismo actual.
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