Eran las 13.50 de una insulsa mañana de julio, me encontraba "repanchingado" en el sofá sin mayor oficio que el de ver la presentación de la selección española de Baloncesto de cara al EuroBasket de Polonia.
De repente, una avance informativo, "ETA había vuelto a atentar". Esta vez en Palmanova (Mallorca), de nuevo teniendo a la Guadia Civil como objetivo, y en una zona que conozco mucho y bien.
Al principio no había noticia exacta sobre la posible fatalidad de que hubiera muertos. En ese mismo instante pensé en un amigo mío (mi mejor amigo) que se encuentra en Mallorca haciendo su año de prácticas en la Guadia Civil.
La reacción fue instintiva, cogí el móvil y le mandé un sms. De ninguna manera pensé que le hubiera podido pasar algo, cosas de la psicología positiva, supongo, por ese motivo no quise llamar al momento.
Unos minutos más tarde, y pese a la confusión informativa, daban a conocer la noticia de que había dos víctimas mortales. Mi cabeza estaba un tanto descolocada, nunca piensas que le pueda pasar algo así a tus seres queridos, pero este mundo desgraciado es jodidamente caprichoso.
Muy poco tiempo después aclaraban los orígenes de los fallecidos, y una extraña sensación me invadió el cuerpo. Saber que ninguno era de Madrid me llenaba de alegría, pero pensar en dos chavales jóvenes muertos por una causa vacia me llenaba de impotencia.
A las pocas horas, definitivamente, contacté con mi amigo vía telefónica y me aseguraba que estaba bien, pero que uno de los fallecidos era de su promoción... el estómago terminó de darme un vuelvo. Y si...
Mejor no persarlo.
De repente, una avance informativo, "ETA había vuelto a atentar". Esta vez en Palmanova (Mallorca), de nuevo teniendo a la Guadia Civil como objetivo, y en una zona que conozco mucho y bien.
Al principio no había noticia exacta sobre la posible fatalidad de que hubiera muertos. En ese mismo instante pensé en un amigo mío (mi mejor amigo) que se encuentra en Mallorca haciendo su año de prácticas en la Guadia Civil.
La reacción fue instintiva, cogí el móvil y le mandé un sms. De ninguna manera pensé que le hubiera podido pasar algo, cosas de la psicología positiva, supongo, por ese motivo no quise llamar al momento.
Unos minutos más tarde, y pese a la confusión informativa, daban a conocer la noticia de que había dos víctimas mortales. Mi cabeza estaba un tanto descolocada, nunca piensas que le pueda pasar algo así a tus seres queridos, pero este mundo desgraciado es jodidamente caprichoso.
Muy poco tiempo después aclaraban los orígenes de los fallecidos, y una extraña sensación me invadió el cuerpo. Saber que ninguno era de Madrid me llenaba de alegría, pero pensar en dos chavales jóvenes muertos por una causa vacia me llenaba de impotencia.
A las pocas horas, definitivamente, contacté con mi amigo vía telefónica y me aseguraba que estaba bien, pero que uno de los fallecidos era de su promoción... el estómago terminó de darme un vuelvo. Y si...
Mejor no persarlo.
2 comentarios:
Joder, que mal rato...
el comunismo debe acabar en estas epocas
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