Hay muchos que lo único blanco que pudieron ver fue el ron y el vodka. La anunciada 'noche en blanco' en Madrid describe a la perfeccción lo que somos: una sociedad en progresiva decadencia y que sólo vive para la fiesta -siempre que haya alcohol- sin tener que usar mucho el "coco".
Se puede hacer un retórico ejercicio de hipocresia -ahora de moda- y decir que las salas de exposiciones estaban repletas, que había largas colas para asistir a los eventos culturales... sí, todo eso es cierto, pero hay que ser conscientes de cómo estaban Tribunal, Malasaña, Chueca... lugares que evidentemente a estas alturas no son sospechosos de nada y se sabe cómo están siempre, pero la excusa de la 'noche en blanco' sirvió a más de uno para reivindicar el Botellón. Más sangrante si cabe eran los casos de Plaza España y Templo de Debod, donde cristales rotos, minis y demás objetos propios del arte del Botellón eran la única prueba de cultura que se respiraba.
"Esto es cultura", decían muchos, sí, efectivamente es la 'cultura del Botellón'.
Ahora, una vez que pase la noche, cada cual puede sacar sus conclusiones. Las mías son claras: la sociedad tiene varios problemas que resolver y ninguno se soluciona con hipocresia. El alcohol, del cual por cierto soy buen consumidor, y es que a mí no me gusta ser cínico, se ha instalado en la sociedad como uno más, mientras, las expresiones culturales se desvían hacia retales de gente, que por otro lado pretende apoderarse de ella. En fin, la noche más blanca la veo con ciertos nubarrones.
Se puede hacer un retórico ejercicio de hipocresia -ahora de moda- y decir que las salas de exposiciones estaban repletas, que había largas colas para asistir a los eventos culturales... sí, todo eso es cierto, pero hay que ser conscientes de cómo estaban Tribunal, Malasaña, Chueca... lugares que evidentemente a estas alturas no son sospechosos de nada y se sabe cómo están siempre, pero la excusa de la 'noche en blanco' sirvió a más de uno para reivindicar el Botellón. Más sangrante si cabe eran los casos de Plaza España y Templo de Debod, donde cristales rotos, minis y demás objetos propios del arte del Botellón eran la única prueba de cultura que se respiraba.
"Esto es cultura", decían muchos, sí, efectivamente es la 'cultura del Botellón'.
Ahora, una vez que pase la noche, cada cual puede sacar sus conclusiones. Las mías son claras: la sociedad tiene varios problemas que resolver y ninguno se soluciona con hipocresia. El alcohol, del cual por cierto soy buen consumidor, y es que a mí no me gusta ser cínico, se ha instalado en la sociedad como uno más, mientras, las expresiones culturales se desvían hacia retales de gente, que por otro lado pretende apoderarse de ella. En fin, la noche más blanca la veo con ciertos nubarrones.
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