... Y LAS MUJERES DE J.R.
En la entrada de hoy quiero compartir protagonismo con nuestro colaborador J.R. Antes de publicar su entrada, me gustaría comentar la foto que preside este Post. Se trata de un fotograma capturado del miting que se ha marcado hoy Mariano Rajoy, líder de la oposición, dentro de la precampaña de las elecciones europeas.
Pero al margen de toda cuestión política (que por cierto, no ha sido muy allá), me quedo con la chica que aparece al fondo.
Parece que el PP ha descubierto el secreto para que la gente preste atención a Rajoy; poner una chica hermosa a su lado. Así al menos es como han conseguido que yo estuviera más de 5 minutos siguiendo su discurso... cosas de la propaganda, supongo.
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Y sin más dilación, el artículo de J.R.:
En plena ebullición de las fiestas de San Isidro de Yecla me es imposible aislarme de los acontecimientos sociales que están ocurriendo tras la aprobación del anteproyecto de ley del aborto y de la “liberalización” de la píldora del día después. Temas ya analizados y tratados en este blog, pero aprovecharé esta coyuntura para analizar el feminismo y el ascenso social de las mujeres en nuestra sociedad.
Ante este no poco espinoso tema debo iniciar diciendo que las mujeres siempre, desde el inicio de los tiempos han sido fundamentales para el desarrollo y evolución de las estructuras sociales y que, por fortuna para los hombres y el conjunto de la sociedad, ahora lo hacen en el lugar que les corresponde. Ahora, y gracias en gran medida a la Carta Magna de 1978 y su uso posterior, las mujeres y los hombres hemos dejado de ser tal cosa para ser personas, sin distinciones, o al menos eso deberíamos ser.
Es indudable su inteligencia, su capacidad, su sensibilidad, su iniciativa y miles de epítetos de semejante grado de calificación. Pero que lo sean las mujeres no significa que lo dejemos de ser los hombres, que nosotros nos convirtamos en piltrafas humanas y en adversario a combatir, por parte de no pocos grupos feministas. Esa es una concepción errónea, la importancia de la mujer no será en detrimento del hombre, será en beneficio de la sociedad y por tanto de nosotros (los hombres) también. No es necesario restringir la libertad de los hombres para aumentar la de las mujeres, algo que se hace en gran medida con un instrumento, lo políticamente correcto.
Tampoco entiendo necesario un Ministerio de Igualdad, en primer lugar porque igualdad es un vocablo ambiguo, confuso y que necesita para su comprensión un apellido. Por la carencia de tal apellido nos encontramos con que su única función es promover que las mujeres lideren la sociedad, cuando deberían ser las personas en su conjunto.
Otro aspecto es la perversión de la lingüística, en castellano muchas palabras neutras coinciden con el masculino, pero, que sepa, yo seré periodista y no periodisto. Y esa es una norma, la de cuidar nuestro idioma y nuestra forma de comunicación que debe estar fuera de toda discusión política y en la que no puede ni debe entrar la ideología.
Otro aspecto fundamental es la familia, a los hombres siempre se nos ha acusado de no cuidar a los hijos y a la familia, de renunciar a esta en favor del trabajo, un falso mito (que no discuto que en casos puntuales ocurra), si a mi me diesen a elegir entre mi familia y mi trabajo ni lo pensaría, y como yo la gran mayoría de los hombres. La sociedad no se distingue entre mujeres buenas y hombres malos, sino en personas buenas y las que no lo son, los maltratadotes, por ejemplo.
Las mujeres seremos iguales dentro de no mucho, pero no a golpe de ley ni imposición, sino gracias a la educación de nuestros padres y de nuestra social democrático, sólo es cuestión de que las generaciones en las que sí hay igualdad efectiva asumamos los puestos de control y para eso hace falta tiempo e implicación. Pero sé que juntos, y digo bien juntos, lo conseguiremos.
Por: J.R. y Raúl Masa
En la entrada de hoy quiero compartir protagonismo con nuestro colaborador J.R. Antes de publicar su entrada, me gustaría comentar la foto que preside este Post. Se trata de un fotograma capturado del miting que se ha marcado hoy Mariano Rajoy, líder de la oposición, dentro de la precampaña de las elecciones europeas.
Pero al margen de toda cuestión política (que por cierto, no ha sido muy allá), me quedo con la chica que aparece al fondo.
Parece que el PP ha descubierto el secreto para que la gente preste atención a Rajoy; poner una chica hermosa a su lado. Así al menos es como han conseguido que yo estuviera más de 5 minutos siguiendo su discurso... cosas de la propaganda, supongo.
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Y sin más dilación, el artículo de J.R.:
En plena ebullición de las fiestas de San Isidro de Yecla me es imposible aislarme de los acontecimientos sociales que están ocurriendo tras la aprobación del anteproyecto de ley del aborto y de la “liberalización” de la píldora del día después. Temas ya analizados y tratados en este blog, pero aprovecharé esta coyuntura para analizar el feminismo y el ascenso social de las mujeres en nuestra sociedad.
Ante este no poco espinoso tema debo iniciar diciendo que las mujeres siempre, desde el inicio de los tiempos han sido fundamentales para el desarrollo y evolución de las estructuras sociales y que, por fortuna para los hombres y el conjunto de la sociedad, ahora lo hacen en el lugar que les corresponde. Ahora, y gracias en gran medida a la Carta Magna de 1978 y su uso posterior, las mujeres y los hombres hemos dejado de ser tal cosa para ser personas, sin distinciones, o al menos eso deberíamos ser.
Es indudable su inteligencia, su capacidad, su sensibilidad, su iniciativa y miles de epítetos de semejante grado de calificación. Pero que lo sean las mujeres no significa que lo dejemos de ser los hombres, que nosotros nos convirtamos en piltrafas humanas y en adversario a combatir, por parte de no pocos grupos feministas. Esa es una concepción errónea, la importancia de la mujer no será en detrimento del hombre, será en beneficio de la sociedad y por tanto de nosotros (los hombres) también. No es necesario restringir la libertad de los hombres para aumentar la de las mujeres, algo que se hace en gran medida con un instrumento, lo políticamente correcto.
Tampoco entiendo necesario un Ministerio de Igualdad, en primer lugar porque igualdad es un vocablo ambiguo, confuso y que necesita para su comprensión un apellido. Por la carencia de tal apellido nos encontramos con que su única función es promover que las mujeres lideren la sociedad, cuando deberían ser las personas en su conjunto.
Otro aspecto es la perversión de la lingüística, en castellano muchas palabras neutras coinciden con el masculino, pero, que sepa, yo seré periodista y no periodisto. Y esa es una norma, la de cuidar nuestro idioma y nuestra forma de comunicación que debe estar fuera de toda discusión política y en la que no puede ni debe entrar la ideología.
Otro aspecto fundamental es la familia, a los hombres siempre se nos ha acusado de no cuidar a los hijos y a la familia, de renunciar a esta en favor del trabajo, un falso mito (que no discuto que en casos puntuales ocurra), si a mi me diesen a elegir entre mi familia y mi trabajo ni lo pensaría, y como yo la gran mayoría de los hombres. La sociedad no se distingue entre mujeres buenas y hombres malos, sino en personas buenas y las que no lo son, los maltratadotes, por ejemplo.
Las mujeres seremos iguales dentro de no mucho, pero no a golpe de ley ni imposición, sino gracias a la educación de nuestros padres y de nuestra social democrático, sólo es cuestión de que las generaciones en las que sí hay igualdad efectiva asumamos los puestos de control y para eso hace falta tiempo e implicación. Pero sé que juntos, y digo bien juntos, lo conseguiremos.
Por: J.R. y Raúl Masa
1 comentarios:
Raúl, tu como siempre en tu línea jeje. Quizá Rajoy sólo diga tonterías pero mejor escuchar para saber luego donde pinchar...
JR, estoy de acuerdo con casi todo jeje. El feminismo, como cualquier otro punto extremista, no es bueno. Ojalá y lo consigamos juntos! Porque aún hay muchas cosas que limar y bancos cojos...
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